La vida común del clero medieval (2016)

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Los canónigos regulares, a lo largo de los siglos medievales, laboraron con tesón y extraordinario éxito por favorecer la renovación y la vitalidad del clero, para estimular su vocación a la santidad y poner en actividad los mejores resortes del ministerio apostólico al servicio de la Iglesia. Pero la complejidad y riqueza de matices de su historia todavía no estaban recogidas en una obra que sintetizara con profundidad su estimulante y sorprendente empeño.

En las páginas que nos ofrece aquí el profesor José Antonio Calvo, tenemos una muy completa explicación de la evolución histórica de estos personajes durante la Edad Media. Podemos ver todos los elementos importantes que fueron configurando su trayectoria. Comienza desentrañando lo que fue su origen e inspiración perenne, la Regla de san Agustín, que desde su redacción por el obispo de Hipona fue plasmada por sus seguidores en contextos bastante diferentes. Por entonces se estaban estableciendo los pueblos germánicos en el occidente europeo, cambiando la configuración urbana establecida durante el Imperio Romano.

Pero la Regla tuvo desde su inicio una amplia flexibilidad, que le permitió ser directriz de comunidades algo dispares y que irían evolucionando con notable libertad y creatividad a lo largo de los siglos. Podemos recordar como momento importante la reforma alentada por la iniciativa de Gregorio VII, que terminará potenciando su proyección pastoral e intelectual. Otro momento significativo vendrá con el encuentro de las órdenes mendicantes. Una de las cuales, la de los dominicos, será fundada por quien fuera canónigo regular, santo Domingo de Guzmán. También en el siglo XV protagonizaron la Devotio moderna y continuaron su devenir hasta los tiempos actuales.

Junto a las transformaciones surgidas por la evolución cultural de las gentes, es de reseñar la variedad que surgió a requerimiento de los distintos emplazamientos geográficos. La configuración política y económica de los pueblos europeos era muy variada, y contaba con reinos y señoríos independientes y con características económicas y culturales muy diferenciadas. En cada uno de estos enclaves, los canónigos regulares encontraron modos peculiares de vivir su vocación y de casi todos ellos se hace mención en este libro. En él se intenta explicar cómo se fue configurando su mentalidad, en esas circunstancias geográficas y temporales, y su diferenciación de otras formas de consagración eclesial: la vida monástica, la mendicante, la secular, etc.

Los rasgos de su espiritualidad y el ejercicio del ministerio sacerdotal provocaron formas de vida muy concretas que fueron desde el recogimiento monacal, pasando por la hospitalidad en su sentido amplio (atención a santuarios, peregrinos, hospitales y pasos de montaña) hasta ocupar en numerosas ocasiones la atención pastoral de parroquias y centros eclesiásticos de evangelización.

La última parte de la investigación elabora el mapa de expansión de las comunidades de canónigos regulares a lo largo de la Edad Media en Europa occidental, con especial atención al proyecto regular en la Península Ibérica.

El estudio que sigue a estas líneas es un trabajo de investigación que cuenta con la consulta de numerosos archivos, muchos de cuyos documentos estaban sin explorar, y se apoya en la bibliografía especializada más completa, con lo que tenemos admirablemente reflejado el estado actual de nuestros conocimientos sobre esta forma de vida regular.

Se puede leer de seguido con interés, pues su desarrollo es lineal y claro, pero yo invitaría también al lector a consultar el amplio índice y las distintas conclusiones que van jalonado el discurso. Esto permite hacer una lectura más selectiva y motivada, que facilitará a profesores y estudiantes un muy buen punto de partida para continuar futuras investigaciones.

Ángel Martínez Casado

Catedrático de Historia de la Iglesia

Facultad de Teología de San Esteban, Salamanca

Leer reseña en Anuario de Historia de la Iglesia

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